LAS VIEIRAS
También llamada vieira gallega o europea. Es un molusco
bivalvo emparentado con las almejas y ostras. Pertenece a la familia
Pectinidae, orden Ostreoida.
Su peso oscila entre 100 - 700 gr Sus dimensiones están entre los 10 - 15 cm
Vive sobre fondos de arena o grava cerca de la costa,
llegando hasta profundidades de 100 m. para buscar aguas limpias. Rara vez se
fijan sobre las rocas sino que generalmente reposan sobre el fondo sobre su
valva inferior.
Al igual que otros bivalvos se alimenta de fitoplancton
y partículas orgánicas en suspensión, las cuales filtra a través de sus
branquias.
El cuerpo de Pecten maximus, venera o vieira se
encuentra encerrado entre las dos valvas. La superior está articulada a la
inferior mediante una charnela con su ligamento. Ambas conchas se juntan y se
mantienen firmemente unidas gracias al poderoso músculo aductor de la vieira.
Este molusco tienen numerosos órganos sensitivos, los
más desarrollados son los ojos. Un centenar o más aparecen en el borde del
manto, junto a los tentáculos. Son sensibles a la luz, pero no es probable que
con ellos pueda percibir una imagen clara.
Las branquias filtran los alimentos, que se adhieren al
mucus de las agallas y son llevados a los palpos, éstos filtran las partículas
de mayor tamaño, que no son utilizados por el animal. El resto llega hasta la
boca.
Las vieiras tienen una forma peculiar de desplazarse,
abriendo y cerrando las valva. Estas pueden abrirse unos treinta grados por
medio de un fuerte ligamento interno y, luego, el potente músculo aductor
cierra rápidamente las conchas, lo que provoca una violenta expulsión del agua.
La dirección a expeler se rige por medio de una delgada membrana (velo), lo
cual permite al molusco nadar al menos en dos direcciones, escapando de sus
enemigos.
Curiosidades
La vieira es el símbolo del peregrino en el Camino de Santiago.
Antiguamente los peregrinos lo llevaban a sus lugares de origen como prueba de
que habían llegado hasta el final del viaje. Además la usaban la concha para
beber agua.
Las distintas culturas la han identificado con la buena
suerte, la fecundidad, el nacimiento y la regeneración. Se la llamaba venera
pues la tradición la relacionaba con el nacimiento de la diosa Venus.
Parece que ya fue utilizada en ofrendas mortuorias y en
ritos prehistóricos, y en la antigüedad era considerada como símbolo del amor,
atribuyéndosele efectos afrodisíacos. También están esculpidas en los
sarcófagos de los primeros cristianos de las iglesias coptas, recomendadas
también en brujería contra el mal de ojo, mala suerte, enfermedades, etc. Pero
no figuran en ningún caso asociados a la iconografía cristiana antes del culto
a Santiago.
En los bordes extremos del manto disponen de una serie
de ojos esféricos de color verde azulado que aunque no «ven» son sensibles a la
luz, por lo que la ponen en guardia ante sus depredadores. Su principal
depredador es la estrella de mar.
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